¿Y AHORA QUÉ?
Ahora que parece que la crisis sanitaria está en remisión (el virus no se ha ido, pero ya estamos en condiciones de atender debidamente a los enfermos, qué no es poca cosa), es buen momento de dejar que los profesionales sanitarios se ocupen de la pandemia, y los demás, centrarnos en la otra pandemia, la económica. Estamos metidos de hoz y coz, y también martillo por cierto, en una crisis económica brutal, de efectos devastadores, y de la que ni siquiera somos del todo conscientes. No se trata de una V, ni de una W, si siquiera de una L; la crisis, de momento, es una “I”, o sea, estamos cayendo en picado, sin que se vea el fondo, ni acertemos a encontrar asidero al que agarrarnos.
El PIB va a caer un 20%; el déficit público se dispara hasta un 15%; el paro llegará a un 30%, si es que no ha llegado ya (3.250.000 parados oficiales, más 3.800.000 en situación de ERTE, suman 7.000.000). Claro que, para el gobierno, los parados que cobran ERTE no son parados, pese a que están sin trabajar y cobrando su prestación. Y no todos, porque casi un millón de ellos todavía no han cobrado un euro desde el inicio del estado de alarma. Nada es lo que parece, definitivamente. Pero lo cierto es que, no podemos saber cuántos, pero estamos seguros que muchos no volverán a trabajar y se irán definitivamente al paro. La deuda pública superará pronto el 40% del PIB, de manera que ya resulta harto difícil expresar la cuantía de la deuda en una cifra con números reales.
Sectores de actividad enteramente devastados, el comercio, la industria, la hostelería y el turismo, las actividades educativas y las artísticas, el ocio (apenas un 20% de los profesionales dedicados a algunos de estos sectores se han reincorporado a la actividad y con grandes restricciones, del todo incompatibles con el concepto de rentabilidad).
Somos mucho más pobres, estamos endeudados hasta el tuétano e hipotecados para dos o tres generaciones. Los comedores sociales no dan abasto, y no es demagogia, es la pura verdad y cualquiera puede comprobarlo, yo lo he hecho, aquí en A Coruña, en Instituciones ejemplares, como la Cocina Económica, o Padre Rubinos, en otras organizaciones menos conocidas pero igualmente valiosas, y están absolutamente desbordados. Es fácil de comprobar, hagan la prueba y llamen a cualquiera de estas organizaciones y pregunten si pueden ir a comer, o a recoger comida (las comidas in situ están suspendidas de momento), y les dirán que hay lista de espera; no les dicen que no, pero tendrán que acercarse y si alcanza la comida, le darán, y si no, pasarán. Esa es la realidad que se está viviendo todos los días. La que los políticos enmascarados no quieren ver, o tal vez no les importa.
Los Autónomos, parte esencial de esta sociedad devastada, estamos en primera línea de los efectos nocivos de esta crisis derivada de las decisiones de los políticos ante la pandemia sanitaria: 80.000 se han quedado ya por el camino, 4.000 en Galicia, perdiendo casi 80 Autónomos al día desde el estado de alarma. Y tenemos 1.300.000 Autónomos cobrando el cese de actividad, que formalmente continúan de alta en el sistema, aunque la mayoría están cerrados o iniciando levemente su actividad, y veremos a ver cuántos de ellos sobreviven a este drama. Las previsiones más optimistas cifran en 400.000 Autónomos los que se pueden quedar por el camino, unos 20.000 en Galicia.
¿Y qué podemos hacer al respecto?
Pues en primer lugar, lo contrario de lo que propone el gobierno. Habría que hacer un durísimo ajuste en las cuentas públicas, y meter la tijera en el gasto público. En Sanidad, no. En educación e investigación, no. En pensiones, no. En ayudas puntuales a los más desfavorecidos, no. Pero en casi todo lo demás, sí. Hay mucho margen para reducir gasto público, empezando por el Consejo de Ministros (aunque sea el chocolate del loro, para dar ejemplo, estaría bien la reducción de las carteras ministeriales a la mitad, como mínimo); en enchufados, chiringuitos varios, los de la violencia de género, los del cambio del clima climático, los del tráfico de personas por los mares del señor, asesores, familiares, amigos, mediopensionistas, correveidiles, subvenciones a los medios de comunicación amigos, se pueden cerrar las televisiones autonómicas, al menos los segundos y terceros canales, reducir diputaciones, arrejuntar ayuntamientos (¿se acuerdan, no hace tanto era una medida estrella?); hay mucho donde recortar, y antes o después habrá que hacerlo. Meter la tijera en el presupuesto es imprescindible. Si no lo hacemos nosotros, lo harán los señores de negro más pronto que tarde. Tal vez sea deseable que vengan cuánto antes, mejor, a ver si salimos de ésta.
Incentivar el empleo, en lugar de incentivar el paro, rebajar impuestos para favorecer la inversión y el consumo, para que aumente la demanda interna y el ahorro de las familias; planes específicos de reactivación para los sectores más perjudicados por esta crisis, la hostelería, el turismo, el ocio, el arte, la educación, el comercio, la construcción, la automoción, el textil, etc. Son muchos y muy importantes. Establecer una tarifa plana para todos los Autónomos, durante un tiempo, moratoria de impuestos y aplazamientos, ahora sí, de los impuestos que se generen al retomar la actividad, para no sobrecargar los costes fijos de las pymes y Autónomos, y que no se vean abocados al cierre definitivo. Rebajar los tipos impositivos de sociedades e IRPF, el IVA de algunos productos, la condonación definitiva de los impuestos generados durante el estado de alarma. Agilizar los pagos de las Administraciones a sus proveedores, líneas especiales y específicas de financiación inmediata para Autónomos y pymes.
Estas son solo algunas de las medidas que hay que adoptar urgentemente, si queremos tener algún futuro. Porque la cosa está mucho peor de lo que se dice, incluso de lo que se piensa.
La primera medida que se ha tomado y que acabamos de conocer va justo en la dirección contraria, la derogación de la reforma laboral que ayudó a crear empleo, provocará más desempleo y sobre todo, menor contratación. A ver si entendemos que, si todo el mundo está trabajando, se trata de conservar el empleo; pero si tenemos ya más de 7.000.000 de personas en el paro, que quieren trabajar, lo que hay que hacer es facilitar o al menos, no poner trabas a la contratación o a la continuidad en el empleo, en el caso de los que están en situación de ERTE. Esperemos que rectifiquen, porque la cosa se les va a ir de las manos.
Ardua tarea la que tenemos por delante; es probable que tengamos que ir a elecciones cuánto antes, que vengan los señores del saco y se lleven a los malos y que por fin podamos ponerle base a la “I” de esta crisis y empezar a remontar. Sudaremos sangre esta vez.
A Coruña, 21 de mayo de 2.020.
FRANCISCO JAVIER PÉREZ BELLO
PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE AUTÓNOMOS DE GALICIA.
Francisco Javier Pérez Bello
PRESIDENTE
FEDERACIÓN DE AUTÓNOMOS DE GALICIA
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