DE MAL EN PEOR
La pésima situación económica que atraviesa España, se ha visto agravada por el covid-19, pero ya venía deteriorándose desde mucho tiempo atrás. Durante décadas, nos han querido vender una ensoñación, de la que despertamos para darnos cuenta que lo que vivimos es una pesadilla.
El Parlamento Europeo, recientemente, ha solicitado a los Estados Miembros el abandono de los estados de emergencia, en sus diferentes acepciones o al menos limitar su impacto.
El gobierno central y los Autonómicos adoptan medidas restrictivas de derechos fundamentales, con escaso o nulo basamento científico. Ni unos ni otros hacen caso de las recomendaciones de los Organismos Internacionales, por ejemplo, con las mascarillas. Estos días hemos tenido más noticias acerca de la inconveniencia de su uso para practicar deporte; tampoco hacen caso con las vacunas ni con los confinamientos. Todo vale con tal de limitar y restringir los derechos de las personas.
A ver si alguna vez alguien explica de manera convincente el porqué de las decisiones, ya que lo único que se percibe con claridad es que hacen lo que les da la gana con nosotros, lo que tampoco les resulta nada difícil, dada la dócil sumisión de una población adocenada, empobrecida y anestesiada, que se hunde cada día un poco más en la desesperanza.
La cuarta parte de la población española, unos 12 millones de personas, viven ya en situación de exclusión social, al situarse por debajo de la Renta Mínima. Los comedores sociales están absolutamente desbordados.
Para arreglar esta situación, las medidas del gobierno no son otras que aumentar el infierno fiscal que ya padecíamos, hasta el infinito y más allá: subidas de impuestos medioambientales, al diésel (el combustible de los pobres), subidas del IRPF, del Impuesto de Sociedades, de las bebidas azucaradas, etc.
Mientras, la deuda pública asciende al 114% del PIB, la deuda de la Seguridad Social aumenta 1.250 millones de euros, un repunte de más del 42% con respecto al año anterior, el Comercio ha perdido un 20% de sus licencias; la Hostelería, un 30%. Ambos sectores están seriamente amenazados con el cierre permanente y definitivo. Sin embargo, España es el país con menos ayudas a los sectores más afectados y, en general, a las pymes y Autónomos.
Desde el año 2.018 perdemos convergencia con la Unión, pese a que se han incorporado países con menos nivel económico. La renta per cápita de España en este tiempo ha caído hasta situarse 1.600 millones por debajo de la media de la Unión. La productividad se hunde por debajo de las cifras de 2.019 y encima España promueve y alienta una inmigración masiva de personas de baja cualificación. En estos últimos dos años, Malta, Chipre, Lituania, Israel o la República Checa, nos han superado. España desciende al puesto 39 en la lista de las economías mundiales.
España vive una situación dramática, de ruina económica, exclusión social de gran parte de su población, además de la crisis sanitaria y la crisis institucional, cambio de régimen incluido
La única política que se percibe con claridad es la de que todo se pudra más y cuánto más rápido, mejor. El ordeño de la clase media hasta su total destrucción, el futuro inexistente para los jóvenes, que emigran, aquellos que pueden, la eliminación de la mayoría de las empresas y Autónomos, pareciera producto de un plan para acabar con ellos. El panorama es desolador. El año que viene tendremos paro, ruina y miseria, eso sí, vacunadas. Para que no duela tanto. Supongo.
Francisco Javier Pérez Bello
PRESIDENTE
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