“MALOS TIEMPOS… PARA LOS AUTÓNOMOS”

 “MALOS TIEMPOS… PARA LOS AUTÓNOMOS”

Decía el gran Germán Coppini: “malos tiempos… para la lírica”; pues vivimos desde hace años, tiempos muy malos para la lírica desde luego, para los Autónomos, pero no exclusivamente, son malos tiempos para toda la sociedad. Las alertas que constatábamos hace unas semanas, se van poco a poco convirtiendo en datos empíricos muy preocupantes, y se manifiestan ya en las estadísticas. Veamos:

Llevamos 24 meses seguidos  de incremento de la inflación; pero en este pasado mes de agosto ha repuntado hasta un 0’2% solo en un mes, debido sobre todo a la subida del precio de la energía y los carburantes. Ello supone la pérdida constante de poder adquisitivo y, por tanto, de capacidad de gasto de las familias, pymes y Autónomos.

El Turismo (el sector que ha aguantado el tirón en los años duros de la crisis), se estanca y parece haber tocado techo; la recuperación de otros destinos alternativos, que sufrieron el azote de la inestabilidad, por una parte; y por otra, las trabas que algunas de nuestras ciudades más importantes, singularmente Madrid y Barcelona, han puesto y ponen al desarrollo del turismo y a la movilidad, contribuyen en gran medida a este estancamiento y ello tiene reflejo inmediato en el empleo y en el P.I.B.

Porque, conviene recordar que el PRODUCTO INTERIOR BRUTO es la suma de 4 variables agregadas: el gasto del Estado, el sector exterior (exportaciones e importaciones), el consumo y la inversión.

De estos 4 factores, la inversión se mantiene más o menos en valores parecidos a los del año 2.008; el sector exterior ha aumentado y tira un poco del carro, pero no es muy relevante en las estadísticas finales. El gasto del Estado dejó de crecer (no disminuyó) en los años de la crisis y ahora vuelve a estar desbocado (eso sí, se financia con deuda, que algún día habremos de devolver y pagar con intereses, y con impuestos, es decir, con el dinero que nos roban a los particulares/contribuyentes). Y por último, el consumo interno, que en estos años más duros de la crisis tiró del carro del P.I.B., precisamente por el gasto de los extranjeros en España, o sea, el factor turismo. Porque el consumo de los españoles no puede aumentar, ya que, si bien la ratio de endeudamiento ha disminuido, lo cierto es que el nivel de paro que todavía soportamos es muy elevado, los salarios han disminuido, los ingresos de los Autónomos están por debajo del Salario Mínimo Interprofesional, las pensiones también sufren recortes  en el momento del cálculo, las prestaciones y subsidios están en niveles de subsistencia o directamente sobrepasan el umbral de la pobreza, y si a todo esto añadimos el expolio fiscal que padecemos, pues el resultado no puede ser otro que niveles de consumo bajo mínimos, porque la gente, sencillamente, no tiene dinero.

Feo panorama, que se refleja ya en los datos que se van conociendo: en Julio se han perdido 22.600 Autónomos; pero es que en Agosto se han vuelto a perder casi 18.000 Autónomos, una media de 577 Autónomos menos cada día.

Hay sectores, como el Comercio, donde la sangría es feroz: en el último año se han perdido 31 comercios cada día, hasta completar la cifra de 11.578 licencias comerciales menos. Solo en Galicia, en un año se ha pasado de 52.354 comercios a 51.271; es decir, se han quedado por el camino 1.083 comercios, 1.083 Autónomos del comercio, con sus familias, sus empleados, su volumen de negocio, tirados a la basura  por un sistema que no te permite levantarte y volver a empezar, sin segunda oportunidad en el caso de los Autónomos.

Además, hemos conocido estos días los datos del paro del mes de agosto, con 47.000 parados más (el dato más negativo desde 2.011)y 203.000 afiliados menos al conjunto del sistema de la Seguridad Social (el peor dato desde el año 2.008)-

A esta avalancha de datos e índices negativos de la economía, hay que añadir el dato de la deuda pública que supera el 135% del P.I.B., que nos asfixia y será la ruina de varias generaciones si n empezamos a tomar medidas, además de la previsible e inevitable subida de tipos de interés que se avecina, junto al hecho de que el Banco Central Europeo va a dejar de comprar nuestra deuda en 2.019, a la vuelta de la esquina.

Y para arreglar todos estos desajustes, al gobierno solo se le ocurre aumentar el techo de gasto y seguir sangrando  a las familias, a los Autónomos, a la clase media, en definitiva, con otra subida de impuestos brutal, para recaudar supuestamente unos 32.000 millones de €, suponemos que para seguir financiando chiringuitos, viajes, golpes de Estado, Asesores, cargos públicos, villas tinajas, etc., etc., Desde luego, seguro que no irán destinados a mejorar la sanidad, la educación o las infraestructuras (hay que ver cómo están las carreteras y autovías, lo peligroso que se ha vuelto circular por ellas por el lamentable estado en qué se encuentran; eso sí, al ínclito Director de Tráfico lo único que se le ocurre para que haya menos accidentes es lo de siempre, reducir la velocidad y aumentar las sanciones; cualquier día nos obligarán a circular marcha atrás, de tanto reducir…)

Impuestos y más impuestos, a la banca (al final no se atreven, será sólo a las transacciones financieras), a las empresas tecnológicas (que se irán a otra parte), al patrimonio de las familias (impuesto de patrimonio y sucesiones), y sobre todo, el  IRPF, que pagamos todos, así como el IVA, que es el impuesto menos progresivo que existe, el más regresivo, pues pagan igual ricos y pobres. En fin, para llorar.

Ni una palabra der reducir cargos (al contrario, tenemos tantos Ministros/as/es, que difícilmente caben en la mesa del Consejo), ni  una palabra de fusionar ayuntamientos,  ni una palabra de eliminar empresas públicas, agencias, chiringuitos varios, Asesores, etc. Al contrario, los catalanes anuncian reapertura de “embajadas”, con nuestro dinero, claro.

Nada de nada. Gastar y gastar y seguir gastando, con nuestro dinero y con el que piden prestado, pero que habremos de devolver nosotros. Así cualquiera gobierna. El Despotismo Ilustrado decía: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Ahora lo que tenemos es: “Todo para nosotros, pagando el pueblo”. A eso hemos llegado.

El desprecio al que ha llegado la clase política hacia los ciudadanos es tal que da miedo: no respetan nuestra libertad, no respetan nuestra propiedad. Un Estado que no respeta los dos derechos fundamentales de sus ciudadanos, después de la vida, que son la libertad y la propiedad, es un Estado fallido. Y eso es lo que a mi juicio tenemos, un Estado fallido, que ha abdicado de sus deberes fundamentales, la atribución de una nacionalidad y una identidad, la definición de un territorio, la defensa y la seguridad interior y exterior, la defensa de unos símbolos comunes, la libertad y la propiedad de las personas. En estos puntos fundamentales, el Estado, ya no este gobierno en concreto, que también, sino el Estado Español, ha fracasado a mi juicio, porque ha renunciado a todo esto. En cambio, actúa sobre todo lo demás, entrometiéndose en todos los ámbitos de la vida de las personas hasta resultar insoportable por axfisiante.

Ahora que está de moda querer segregarse y formar Estaditos por ahí y por allá (ya verán Ustedes como una vez formados y separados, volverán a reunirse y juntarse para firmar acuerdos de esto y de lo otro y buscar uniones para ser más fuertes; en fin, lo de siempre… Porque en definitiva, al final es una batalla de poder, nada más), tal vez sea el momento de plantearnos lo que queremos de verdad, reformular el Estado que queremos y ponerse manos a la obra. Por desgracia, los ciudadanos hemos cedido tanto de nuestra iniciativa individual, hemos permitido tomar tanto poder a los políticos, que ahora no están dispuestos a devolvérnoslo. Es una pena, porque a mi juicio, lo único que puede salvarnos es retomar la iniciativa, actuar como ciudadanos en lugar de súbditos, reclamar lo que es nuestro y empezar de cero, partiendo de la premisa de que lo primero somos las personas, los ciudadanos, y somos nosotros los que decidimos organizarnos, los que decidimos cómo queremos organizarnos y los que decidimos quién queremos que se ocupe de hacer en nuestro nombre todo lo anterior, y naturalmente, rindiendo cuentas.

Mientras tanto, lo que toca es seguir pagando impuestos, cada vez más elevados, seguir trabajando siete u ocho meses al año para el Estado, seguir condenados a la pobreza, sin posibilidad de levantar cabeza, eso sí, siendo cada vez más iguales, todos igual de pobres.

El gobierno, cualquier gobierno, lo que tiene que hacer no es terminar con los ricos, sino más bien, tratar de que no haya pobres o que sean los menos posibles, y lo más importante, buscar la felicidad de los gobernados, eso es lo fundamental, la felicidad, que pasa por la recuperación de la dignidad que da un trabajo que permita a las personas vivir y prosperar, ser felices y tratar de mejorar siempre. Exactamente al revés de lo que ocurre ahora. Creo.

Francisco Javier Pérez Bello

ABOGADO EN “LIBER ESTUDIO JURÍDICO”

PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE AUTÓNOMOS DE GALICIA.