Señaladas como protagonistas activas del engranaje especulativo que causó la crisis mundial, las agencias de calificación continúan con sus valoraciones. Una de estas entidades, Fitch, miró ayer para ciudades y comunidades españolas. Entre ellas, A Coruña. Si el pasado mayo había alabado como "ejemplar" la estructura presupuestaria de la ciudad y su moderado nivel de deuda, cuatro meses después, la agencia ha rebajado un escalón la nota de la supuesta solvencia del Concello para pagar sus créditos a largo plazo. PP y PSOE usan la noticia como arma arrojadiza y BNG y Esquerda Unida cuestionan cualquier análisis que llegue de una agencia de calificación, al entender que siempre estará mediatizada por "intereses".
El descenso en la calificación de la deuda soberana española el pasado viernes tiene ahora su reflejo en la administración autonómica y local. A pesar de la rebaja de un peldaño, el rating de la ciudad se mantiene en el nivel de la estatal y con una puntuación aceptable, aunque con "perspectiva negativa" como dato más preocupante.
Fitch recortó de AA+ a AA- la calificación de A Coruña, por lo que todavía se conserva, a entender del ente, un riesgo de impago reducido. Para llegar a sus conclusiones, analiza presupuestos, índices de crecimiento, volumen de deuda acumulada, liquidez, recursos propios, infrestructuras e incluso la situación de las principales empresas.
Solo hay que retroceder a la primavera preelectoral para encontrar un análisis positivo de la agencia de calificación internacional. En opinión de sus expertos, el endeudamiento de la ciudad era "muy bajo", tanto si se comparaba con otras ciudades españolas de similar población como desde la óptica internacional, según se indicó entonces en un comunicado. Añadía que el pago de la deuda en las cuentas municipales no era excesivo sino "muy moderado" y mantenía que el Concello tenía capacidad para "generar ahorro".
La reciente revisión a la baja ha reavivado el fuego cruzado de cifras entre el actual Gobierno del Partido Popular y sus antecesores socialistas. En un primer momento, tras conocer la noticia, Carlos Negreira, analizó que, "en todo caso, se están poniendo las bases para una buena gestión económica saludable". "Eso significa cobrar lo que nos deben, gastar en lo esencial y no dejar facturas en el cajón", añadió. Una nota de prensa posterior completó la perspectiva del Ejecutivo municipal, al acusar directamente a sus predecesores de PSOE y BNG: "pone en entredicho la gestión realizada y certifica la realidad que el nuevo equipo de gobierno ha denunciado en estos últimos meses".
La lectura de responsabilidades es opuesta en los micrófonos de los socialistas coruñeses. El concejal José Nogueira culpa al alcalde y su gobierno de impulsar el análisis a la baja de Fitch con sus declaraciones negativa sobre las arcas del Ayuntamiento coruñés. En todo caso, defiende que "los informes pesan más que las palabras" y que tanto interventor como secretario y tesorero han avalado "la deuda del ayuntamiento en los términos que siempre hemos dicho". Por eso, alega, los bancos siguen participando en los concursos para los créditos que necesita el Concello.
El portavoz nacionalista, Xosé Manuel Carril, entiende que "puede ser consecuencia lógica de la rebaja de la deuda española" aunque alude al "desprestigio" de este tipo de agencias, "que no tuvieron reparos en calificar con la máxima nota las llamadas hipotecas subprimes". "No son neutrales, responden a intereses". En la misma línea se pronuncia el edil del Esquerda Unida-Os Verdes, César Santiso, que cree que las agencias solo actúan "por intereses especulativos" y que no hay que cambiar nada por ellas. Eso sí, afirma que "no es de extrañar" una valoración así después de los "huecos" dejados por el bipartito y por la "ineficacia" del PP en los primeros cien días de gobierno.
Fuente: la opinión A Coruña
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