Los continuos cierres de comercios por la persistencia de la crisis han llevado a los propietarios de los locales a aceptar lo que hasta ahora les parecía impensable: negociar el arrendamiento con los comerciantes. El temor al cierre ha motivado reducciones del alquiler de hasta un 30% en el centro de la ciudad y del 50% en los barrios. Los dueños de los bajos han comprendido, según los empresarios del sector, que es mejor garantizarse el cobro de una cantidad menor que mantener el local vacío, por lo que a quienes ya lo ocupan no se les aumentan los precios y a los que están próximos a finalizar el contrato se les aplica una rebaja
La continuidad de la crisis económica, que se ha traducido en el cierre de numerosos comercios en la ciudad, está llevando a los propietarios de locales a reducir los precios de los alquileres en el centro de la ciudad hasta en un 30%, aunque en las zonas periféricas es posible incluso alcanzar hasta un 50% de reducción. "Hay un sustancial ajuste de los precios", explica Herminio Carballido, presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, quien detalla que a los nuevos inquilinos se les ofertan alquileres más baratos con relación al pasado y a quienes desean renovarlos se les rebaja para los próximos dos o tres años, con la esperanza de que la economía se recupere en ese plazo.
"Nosotros todavía no vemos la luz al final del túnel o la vemos muy lejos", señala Carballido en torno a la salida de la crisis, y admite que la reducción de precios llega en el centro de la ciudad hasta el 30%, aunque en algunos casos ha habido cierres de locales porque los propietarios no aceptaron la rebaja planteada.
Los inquilinos suelen proponer esta medida porque no pueden soportar el alquiler ante la caída de las ventas, ante lo que los profesionales inmobilarios "normalmente aconsejan la rebaja, porque antes de tenerlo cerrado uno o dos años, es preferible mantenerlo con una menor renta porque se conoce al inquilino". Carballido asegura que hay "mucha comprensión por parte de los propietarios" porque son "conscientes de la situación que están atravesando los negocios".
La fórmula empleada por comerciantes y propietarios para negociar la reducción de los alquileres consiste en proponer una cantidad más baja y escalonar su crecimiento progresivo a lo largo de un periodo de varios años. Este procedimiento contrasta de forma radical con el que era habitual en la ciudad durante la etapa de bonanza económica, según recuerda Herminio Carballido, en la que los dueños de bajos comerciales "ni siquiera escuchaban las contraofertas porque había clientes de sobra, mientras que ahora se negocia porque no se sabe cuándo habrá otro cliente".
La caída de los precios afecta de forma especial a la calle Barcelona y su entorno, según el presidente de los agentes inmobiliarios, porque hace unos años hubo un alza de los arrendamientos, aunque también afecta a la zona de Cuatro Caminos y el centro, mientras que en barrios más alejados, como Os Castros o Monte Alto, es posible hallar rebajas de alquileres hasta del 50%. Para Carballido, el reciente cierre de establecimientos del grupo Inditex en el entorno de la calle Real ha arrastrado a más comercios, hasta el punto de que en Torreiro hay tres locales más que anuncian el inminente cese de su actividad, mientras que en la calle Real hay locales vacíos desde hace tiempo.
Antonio Amor, presidente de Área Obelisco, la agrupación de comerciantes del centro coruñés, reconoce la existencia de bajos desocupados en la calle Real, aunque advierte de que sigue contando con unos precios muy elevados. Amor señala, no obstante, que es posible que casi todos los alquileres de la zona estén siendo revisados a la baja cuando se aproxima el fin del contrato debido a que ya han transcurrido tres años de crisis, por lo que algunos propietarios han decidido este año no aumentar los precios ni siquiera la variación del Índice de Precios al Consumo, mientras que otros optan por solicitar cantidades menores a quienes se interesan por alquilar sus propiedades.
La alta cotización de la calle Real y sus adyacentes llevó a que se pagasen hasta 12.000 euros al mes por un local de dos plantas, mientras que por otros de menor tamaño se abonaban casi 5.000 euros debido a su excelente ubicación. En la actualidad, los precios se han moderado y existe una gran variedad entre los diferentes locales, ya que algunos de ellos casi carecen de escaparate y son muy estrechos, al tiempo que otros disponen de un amplio frente y una mayor superficie.
La búsqueda de la supervivencia lleva a los comerciantes a intentar reducir los gastos fijos por todos los medios, por lo que cuando el propietario del establecimiento no acepta negociar una bajada en el arrendamiento, algunos empresarios optan por trasladarse a un bajo más económico en la misma zona de la ciudad.
Antonio Amor comenta que esta solución ha sido adoptada ya por varios comerciantes del centro y destaca que todas las asociaciones del sector aprecian la misma situación en cuanto a la evolución de los alquileres. En su opinión, los precios de los locales no bajan con la celeridad que desearían los empresarios, aunque los propietarios "ya se dan cuenta de que más vale cobrar un alquiler bajo mañana mismo y no uno alto dentro de cuatro años".
Fuente: La Opinión A Coruña
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