Lagarde se lamenta de que las bolsas no recojan las medidas adoptadas
«El mundo ha entrado en una peligrosa fase», todavía hay margen de maniobra pero este es cada vez «más estrecho», por lo que se necesita «voluntad política» y una «acción colectiva» sin demora para eludir una nueva crisis. Son frases que han resonado una y otra vez en los discursos de los máximos directivos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en los últimos días y que ayer volvieron a escucharse con fuerza en las ruedas de prensa con la que arrancó la reunión anual de ambos organismos en Washington.
Mientras las bolsas se derrumbaban, en Washington, donde hasta este fin de semana se reunirán los ministros de Economía de la mayoría de naciones del mundo, se trataba de hacer calar el mensaje de que todavía se puede evitar lo peor, pero que para ello hay que actuar rápido y de forma decisiva.
«No hay tiempo que perder», insistió una vez más la directora gerente del FMI, Christine Lagarde.
Para la francesa, la crisis que planea sobre la banca puede acabar siendo peor que la que se vivió hace apenas tres años, tras la caída del todopoderoso Lehman Brothers. En este sentido, reconoció que ahora el margen de maniobra de las autoridades es más pequeño, que entonces los Estados contaban con más espacio y que la capacidad para prestarle ayuda al sistema financiero era mayor que ahora, cuando tienen que concentrase en reducir a toda costa sus déficits.
Se quejó Lagarde de que los los mercados han ignorado algunas de las «valientes medidas» tomadas en Europa y aseguró que las decisiones del organismo que dirige «no están dictadas» por lo que ocurre en las bolsas. No obstante, reconoció que hay «un desfase entre los compromisos y su puesta en práctica» sobre los que se debe trabajar y que son inherentes a la «vida parlamentaria».
Fuente: la voz de Galicia
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