España ha despedido un año aciago con una mejora considerable en las cifras del desempleo registrado. Un rayo de esperanza, según el Gobierno, para iniciar la senda de la recuperación y, sobre todo, para alimentar esa expectativa y generar confianza. Pero los datos ofrecen un pobre respaldo para lecturas muy alentadoras. El país sigue destruyendo empleo neto: el pasado mes concluyó con 4.701.338 demandantes inscritos en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), 107.570 menos de los contabilizados en noviembre.
Un descenso atribuible, en parte, a las contrataciones de los servicios y el comercio por la campaña de Navidad, un factor estacional, y sobre todo, al alza de las afiliaciones de la agricultura andaluza por la recogida de la oliva. De los 64.097 afiliados más que se contabilizaron respecto a noviembre en toda España, más de la mitad, 36.880, se encuentran en la provincia de Jaén. El resto del descenso del paro de diciembre no es atribuible a la mejora de la ocupación sino a dos variables que vienen marcando la realidad laboral desde hace ya mucho tiempo: el efecto desánimo de quienes no confían en los servicios de empleo y, sobre todo, la emigración de los jóvenes. Sirva un dato como ejemplo: en España, según los registros, hay ahora 147.385 parados menos que hace un año y sin embargo, lejos de haber repuntado la ocupación, hay leer más...
Fuente: La Voz de Galicia
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