La crisis ha multiplicado por tres el número de españoles en paro, la reforma laboral no arranca, y una posible segunda recesión impediría cerrar la hemorragia.
La barrera de los cinco millones de parados ya está amortizada. La estadística no lo dice aún oficialmente, pero hasta la UE ya da por superado ese listón. Se supera con el mismo dramatismo con el que cayeron los tres y los cuatro millones. Y con la misma falta de respuestas. La herida comenzó a advertirse a finales del 2007. Hoy es una hemorragia tal que ni una sola comunidad está en cifras similares a Europa (un 10?% de población activa en paro).
Conviene mirar atrás para advertir la magnitud del agujero. Hace apenas cuatro años, seis territorios estaban prácticamente en pleno empleo, con una tasa por debajo de un 6?%. En Andalucía, la comunidad históricamente con peores registros, había menos de 500.000 desempleados en el 2007. Hoy supera los 1,2 millones, con un 31?% de población activa sin trabajo. No se escapa el caso gallego: los 87.000 parados al inicio de la crisis se han multiplicado por casi tres, en la línea de lo sucedido en el conjunto de España, tomando los datos de la encuesta de población activa (EPA).
Ha tenido mucho que ver el tardío estallido de la burbuja inmobiliaria. Los territorios con más paro están situados en el sur y la costa mediterránea, donde más brilló el cemento. Pero es no causa única. La falta de crédito por la delicada situación de la banca ha impedido crear nuevas empresas, o refinanciar a otras en problemas. La deslocalización de industrias y la caída del consumo han hecho el resto. No está claro qué fue lo primero. Lo que sí se sabe es que hoy hay récord de empresas en concurso de acreedores y récord de españoles sin empleo.
Con todo, la economía sumergida (que según la fundación de cajas de ahorros es un 21?% del PIB), las prestaciones sociales y la red familiar hacen que un 21?% de paro en España «no sea un drama social como sí lo sería una tasa de la mitad en otro país europeo», exponía a La Voz el pasado verano el consejero del Banco Central Europeo José Manuel González-Páramo.
Cómo cortar la espiral
Esta es la emergencia española. Con consecuencias. Si hay menos trabajadores, hay menos cotizantes, es decir, menos ingresos para el Estado, con mayor reducción de los fondos de la Seguridad Social. Y con menos ingresos, la Administración puede cubrir menos competencias, porque no puede endeudarse mucho más. Esa es la peligrosa espiral en la que se ha metido la economía española, que lleva siempre a la misma pregunta: ¿Cuándo y como se reconduce esto?
La respuesta es compleja. Si atendemos a los pronósticos de la UE -a los que poca atención presta el Gobierno-, hay poca esperanza a corto plazo. Al menos hasta el 2013 no se creará empleo en España. Algo lógico cuando la economía española cerrará el año con un crecimiento inferior al 1?%. Imposible propiciar trabajo con esa tasa. Si además, como anticipan informes del BBVA y sugieren organismos como la OCDE, España entra en recesión -crecimiento negativo-, el siguiente titular en los periódicos será que se han superado los 5,5 millones de personas sin empleo. El techo no se advierte.
Lo que nadie duda es que, gobierne quien gobierne, tendrá que afrontar una nueva reforma laboral. La actual, la que le costó la sexta huelga general de la democracia, se ha demostrado como una herramienta inservible: la contratación temporal se ha incrementado, justo lo contrario de lo que se pretendía. Y de las últimas ideas -permitir encadenar empleos temporales, por ejemplo, indefinidamente- se desconoce su efecto.
El empleo y su contrario (desempleo) fueron las palabras que más repitieron Rajoy y Rubalcaba en su cara a cara de hace una semana: 70 veces el socialista, 69 el popular. El número es lo de menos. Para los dos está al frente de las prioridades. Y eso que estas son muchas.
a estudio
FUENTE LA VOZ DE GALICIA
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