El PP pide su reformulación, el PSdeG da visiones distintas y el BNG desea suprimirlas
Las diputaciones provinciales hay que «reformularlas» o directamente «suprimirlas». Los grupos parlamentarios y los propios presidentes de los entes provinciales, con mayor o menor énfasis y alguna excepción, pusieron de relieve la conveniencia de coordinar esfuerzos y evitar duplicidades, máxime en tiempos de crisis, en una intensa mañana de comparecencias ante la comisión de presupuestos del Parlamento gallego.
La irrupción de las diputaciones en campaña, asunto que salió a colación en el debate entre Rubalcaba y Rajoy, evidenció la división interna que se da al respecto en el PSdeG, en donde el titular de la Diputación de Lugo, José Ramón Gómez Besteiro, apostó por «modernizarlas» e incluso interpretó las palabras del candidato socialista en este sentido. Los portavoces socialistas Pablo López Vidal y Modesto Pose las consideraron absolutamente prescindibles y abogaron por su desaparición.
Con excepción de José Luis Baltar, que realizó una defensa encendida, las diputaciones tuvieron nula o incierta defensa. «Dixo Rajoy que ía quitar as subvencións nominativas, ¡pois de acordo...!», sostuvo el presidente provincial ourensano, con varios lustros al frente de este organismo. «Eu non quero ser senador, nin quero ser nada: comigo non hai ningún problema», deslizó Baltar, con una paralizante afonía, en claro mensaje a la dirección de su partido, y en referencia a su futuro político. La comisión de presupuestos hubo de suspenderse unos minutos hasta que se le trató in situ, con remedios caseros, su incapacitante problema de garganta.
Baltar proclamó que «por desgracia» las diputaciones realizan tareas «invisibles», pero que de no existir harían inviable el funcionamiento de la mayoría de los concellos. El socialista Pablo López Vidal le recordó que una ellas, en su caso, ha sido la concesión de una ayuda para comprar «un armario de madeira para unha parroquia».
En el PP, que ahora controla tres diputaciones, sin llegar a pedir su desaparición, se reclamó un pacto local, para definir las funciones de cada institución y evitar duplicidades. En ese sentido se pronunciaron el titular de la Diputación coruñesa, Diego Calvo, y el de la Pontevedra, Rafael Louzán, quien acusó a los socialistas de «falar da feira según lles vaia nela». Calvo creyó necesario «analizar y regular las competencias de los distintos niveles administrativos», el coste de la prestación de servicios y sus fuentes de recursos. Habló de «racionalización» y «simplificación» del mapa administrativo.
Los populares también cuestionaron la posición de los nacionalistas, por defender su extinción y al mismo tiempo no tener reparos en participar en ellas. Las contradicciones socialistas respecto a las diputaciones fueron interpretadas como un ejemplo de «bipolaridad» por parte del PP.
Los nacionalistas aprovecharon las comparecencias para evidenciar la oportunidad de suprimirlas. En este sentido se manifestaron Ana Pontón y Tereixa Paz, quien consideró inútiles estas instituciones.
Un porcentaje muy elevado de los presupuestos de las diputaciones lo absorben los gastos de personal. El carácter discrecional de algunas subvenciones, ya sea para el impulso de explotaciones de «vacas ou cabalos», como en el caso del ente ourensano, fue percibido por los nacionalistas como un ejemplo de su ineficiencia y prescindibilidad.
«Louzán é a proba evidente de que as deputacións son totalmente prescindibles»
Modesto Pose
«O señor Rubalcaba quere cortar a árbore e substituíla [la de Lugo] polo consello de alcaldes»
José Manuel Balseiro
«Señor Baltar, vostede é a expresión viva da ineficacia das deputacións»
Tereixa Paz
FUENTE: LA VOZ DE GALICIA
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