Se acabaron los aplazamientos para el pago de las retenciones del IRPF por parte de las empresas. La Agencia Tributaria puso fin el pasado 1 de enero a esta fórmula que, desde el 2009, usaban masivamente las empresas como vía de financiación fácil y barata (el interés de demora aplicado es del 5 %) ante el grifo cerrado de la banca.
Esta medida supone volver en la práctica a la situación previa a la crisis, cuando Hacienda únicamente permitía los aplazamientos y fraccionamientos de pago en materia de retenciones del IRPF en casos excepcionales y no casi como norma, como ocurrió entre el 2009 y el 2013. A partir de ahora, solo se autorizarán «si queda suficientemente acreditado que la no concesión pueda afectar sustancialmente al mantenimiento de la capacidad productiva o al nivel de empleo del solicitante, o bien producir un grave quebranto para los intereses de la Hacienda Pública», según fuentes de la Agencia Tributaria.
Tanto la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE) como su homóloga de Técnicos (Gestha) llevaban tiempo advirtiendo de que la flexibilización de los criterios que posibilitó el uso masivo de los aplazamientos de las retenciones acabarían suponiendo un importante problema para las arcas públicas.
Y las cifras son elocuentes. Según los datos oficiales de la Agencia Tributaria, en el 2010 se solicitaron 1,4 millones de aplazamientos por importe de 13.904 millones de euros, de los que más de medio millón (543.041) correspondieron a retenciones, por una suma cercana a 3.000 millones. A partir de ahí, la evolución continuó al alza y el pasado año se cerró -en lo que a retenciones del IRPF respecta- en 874.602 solicitudes por importe de 5.604 millones, lo que supone un incremento de la cantidad aplazada de más del 91 % en esos cuatro años.
Leer más...
Fuente: La Voz de Galicia
|