Más de 500 millones de euros de deuda y 600 granjas menos. Ese es el futuro que los sindicatos agrarios vaticinan para las explotaciones de la comunidad al cierre de 2011. Los ganaderos lamentan la "dramática" situación del campo gallego motivada por la continua bajada del precio de la leche hasta alcanzar los 31 céntimos actuales que sitúan a Galicia a la cola tanto si se compara con el resto de autonomías como con otros países europeos. Pero este año ha estado marcado por otros factores negativos como la sequía, responsable de una caída del 40% en la producción del maíz empleado como forraje que ha obligado a los productores a gastar más en la compra de alimentos para el ganado, cuyo coste se ha disparado en un 50%.
El secretario xeral de Xóvenes Agricultores (XX AA), Francisco Bello, advierte además que si la campaña anterior se cerró "a cero" en la mayoría de las ganaderías, estima que cuando el próximo mes se haga el balance anual habrá pérdidas de unos 15.000 euros de media en cada explotación estándar. "Está lloviendo sobre mojado", asegura la representante del Sindicato Labrego, Carmen Freire, quien alerta de que casi la totalidad de las instalaciones agrarias están endeudadas con los proveedores e incluso con los bancos, por lo que "a duras penas se cubren gastos".
El aumento de los costes de producción –un 41,9% en el gasóleo, un 26,1% en la electricidad y un 28% en forrajes– han agravado todavía más la supervivencia del sector. Freire denuncia en este sentido el uso de determinados cereales con fines "especulativos" como la fabricación de biocarburantes y critica que las administraciones subvencionen con dinero público a las multinacionales que emplean este tipo de energía.
La escasez de precipitaciones durante la primavera y el verano afectaron también a las cuentas de los ganaderos, ya que desde SLG calculan que en una granja de unas 40 vacas habrá que invertir unos 7.000 euros anuales a mayores en la compra de forrajes con los que paliar el descenso de la producción de maíz para ensilado.
Los gastos imprevistos unidos al bajo precio de la leche son los responsables de que los productores gallegos terminen el año con una media de 15.000 euros de pérdidas, una cifra que según los sindicatos seguirá creciendo si las autoridades no toman cartas en el asunto. De esta forma, se complica la devolución de los créditos a las entidades financieras. Mientras desde Unións Agrarias (UU AA) consideran que la deuda se mueve entre los 500 y los 600 millones , el secretario xeral de XX AA se muestra más pesimista y cree que se podrían alcanzar los 800 millones, porque las explotaciones agrarias "necesitan modernizarse para seguir en activo y ser rentables".
El abandono de granjas lleva aparejada la pérdida de trabajadores dedicados a la agricultura y la ganadería. Desde 2007, año en que comenzó la crisis, hay 15.000 activos agrarios menos, lo que supone una bajada de 3.750 trabajadores al año que para el portavoz de UU AA, Roberto García, se volverá a repetir este año. De hecho, en la última década la cantidad de granjas ha menguado de 466.150 a 157.104 y representa una reducción del 66,3%, según los datos del censo agrario en este periodo publicados por INE.
El drama del rural es tal que los sindicatos tienen constancia de varios casos de embargos pese a discrepar sobre el número. Bello y García coinciden en que el contexto económico actual no supone una subida de confiscaciones, todo lo contrario. "A los bancos le interesa más renegociar y aplazar el pago del crédito que embargar las explotaciones porque no saben como gestionarlas", indica Roberto García. Además, apunta que el grado de morosidad registrado en el sector primario se sitúa entre tres y cuatro puntos por debajo de la media.
FUENTE FARO DE VIGO
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