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Una vez más, los mercados habían fiado su resurrección a los líderes europeos. Confiaban en que, esta vez sí, serían capaces de ponerse de acuerdo para evitar la temida quiebra de Grecia. El tiempo corre en contra del país heleno, que solo tiene dinero para llegar a fin de mes. Sin los 8.000 millones retenidos por la troika (FMI, BCE y Comisión Europea) está perdido. No tiene dinero para pagar las nóminas de los funcionarios y las pensiones del mes que viene.
Pero, otra vez, y ya son demasiadas para la paciencia de cualquiera, los dirigentes de la eurozona fueron incapaces de tomar ninguna decisión de calado. Enredados como andan en el sálvese quien pueda en que se ha convertido la Vieja Europa, a lo más que llegaron fue a constatar que la banca necesita más fondos. Es decir, transcurridos tres años desde el colapso de Lehman Brothers y centenares de miles de millones de dinero público después, el sistema financiero sigue noqueado.
Con este panorama y el fantasma de la debacle griega cada vez más cerca (Atenas no acaba de convencer a la troika de la enjundia de sus ajustes), las bolsas se vinieron otra vez abajo.
En el caso del Ibex 35, el recorte fue del 1,98 %. No fue el peor de Europa. Más abultadas fueron las pérdidas en Londres, que bajó un 2,03 %, Fráncfort (2,83 %), París (3 %) y Milán (3,17 %). Las ventas volvieron a cebarse en la banca. Y, como no podía ser de otra manera, el castigo más duro se lo llevaron las entidades más comprometidas con la deuda griega: los franceses Société Générale y BNP retrocedieron un 6,7 y un 5,48 %, respectivamente; y entre los alemanes el Deutsche Bank bajó un 4,54 %. Comparados con estos, los descensos de los gigantes españoles resultaron moderadas: BBVA retrocedió el 2,84 % y Santander el 2,25 %.
También retornaron las tensiones a la prima de riesgo de Italia y de España, que llegaron a 378 y 356 puntos, respectivamente. Y mientras en Grecia, la reunión telefónica que mantuvieron el ministro de Finanzas heleno, Evangelos Venizelos, y los representantes de la troika no ofreció pista alguna a los inversores. Arrancó tras el cierre de los mercados, y continuará hoy. A su término, fuentes del Ministerio de Finanzas aseguraron a algunos medios griegos que el acuerdo está cerca.
Del dictamen de los ajustes que hagan los supervisores de la UE, el FMI y el BCE depende que el país obtenga los 8.000 millones que precisa para seguir a flote.
Fuente: la voz de Galicia
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