Afirman que solo uno de cada cuatro obtiene financiación sin problemas y que sufren retrasos en la concesión.
A uno de cada dos autónomos gallegos le han denegado el crédito y a casi un 28? % se lo han concedido por un importe inferior, según se desprende de la última encuesta realizada por la asociación de trabajadores autónomos (ATA). El problema de la financiación es uno de los principales escollos a los que se enfrentan los autónomos para hacer frente a la crisis, que se une a la fuerte caída de las ventas y a la morosidad que lleva a miles de familias a la quiebra. Solo uno de cada cuatro lo consiguen sin dificultad. «La banca no da dinero, piden un montón de requisitos, igual que para las hipotecas. Solo se lo dan a las grandes y el ICO también», afirma Rafael Granados, presidente de la asociación de trabajadores autónomos en Galicia (ATA).
En busca de apoyos
Y es que, aunque hay más puertas a las que llamar a la hora de ir a pedir un préstamo, como son las de las sociedades de garantía recíproca, Granados afirma que «ni uno ni otro están funcionando». «No es normal que el Gobierno dé dinero a los bancos para ayudar a la pequeña empresa, y sean ellos los que nos cobren por recibir nuestro dinero y encima tengan ellos el poder de decidir si lo conceden o no», afirma Pablo Muñiz. Él es el propietario de una cafetería en Pontevedra desde hace 4 años, quería hacer una inversión en su negocio, «renovarlo, ponerlo al día». Necesitaba unos 24.000 euros, pero cuando fue a pedir un crédito vio como todas las puertas estaban cerradas «ni avalando yo me lo daban. Miré todas las vías pero nadie me dio una solución».
Más avales y menos crédito
Frente al instituto ICO que financia a las empresas con dinero público, las sociedades de garantía recíproca las avalan. Margarita Fernández, directora de Sogarpo, explica que «solicitar un crédito a través de estas sociedades otorga al autónomo un respaldo que le posibilita, casi de manera automática, la aprobación de préstamos o créditos por parte de la entidad financiera, con independencia de la línea ICO a la que se acojan». Es por eso, que las pymes que han buscado apoyo en una de estas sociedades ha aumentado un 11,3?% durante el segundo trimestre del año, según datos del Consejo Superior de Cámaras de Comercio. Manuel Alonso, director general de Afigal apunta: «Concedemos aproximadamente el 75 ?% de las operaciones que nos solicitan» y «en torno al 20 % de nuestros avales van dirigidos a emprendedores».
«Las sociedades de garantía recíproca están para ayudar, pero al final se lo dan a las que tienen avales», critica Lisardo Domínguez, de la unión de trabajadores y asociaciones autónomos (UPTA) quien añade que los autónomos suponen una cuarta parte de Galicia.
Durante los seis primeros meses del año, Afigal ha otorgado 948 avales, a los que se suman los 473 de Sogarpo. Donde la cuantía de lo avalado supera los 50 millones, 40 y 16, respectivamente. En un análisis más detallado, se aprecia que estas concesiones han aumentado en número pero han disminuido en cantidad, precisamente carencia que acusan tres de cada diez autónomos en el estudio elaborado por ATA.
Empresas viables sin liquidez
En el 2010 se dieron alrededor de 4.400 avales, 800 más que en 2008, fecha que marca el inicio de la crisis. (2.642 por parte de Afigal y 1.725 de Sogarpo).
En cuanto al importe que perciben los beneficiarios puede ascender hasta los 500.000 euros si hablamos de inversión. Cantidad que disminuye si se trata de obtener liquidez, con un máximo de 300.000 a 400.000 para reestructuración de pasivos, esto es, transformar las deudas actuales y pasarlas a más largo plazo.
En resumen, la generosidad de estas sociedades hace tres años era mayor a pesar de que en número eran menos. La cuantía de estas ayudas alcanzó los 120 millones en el 2010, y el 2008 cerró el balance aportando 23 millones más, hasta superar los 143.
Francisco Javier Pérez Bello, de la federación de autónomos de Galicia (Feaga), en términos generales, hace un llamamiento para que vuelva a fluir el crédito, e insiste en que la petición de avales personales y el retraso en las concesiones, de hasta tres meses, dificultan la supervivencia de empresas que son viables pero que no tienen circulante.
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