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AGENCIAS | BRUSELAS La cumbre europea del domingo ha permitido constatar avances relevantes entre los líderes europeos para llegar a un acuerdo sobre el plan global que permita frenar la crisis de deuda de la Eurozona, aseguraron ayer el presidente permanente del Consejo de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, y el jefe del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durão Barroso, quienes creen factible que el plan pueda aprobarse pasado mañana, miércoles, cuando se reúnan de nuevo en Bruselas de manera extraordinaria los 27 jefes de Estado y de Gobierno de la UE e inmediatamente después los 17 países del euro.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, también expresaron su confianza en lograr un acuerdo el miércoles, aunque es, dijeron, "complejo técnicamente". "Velaremos por que las decisiones que deben tomarse se tomen el miércoles", aseguró Merkel. Van Rompuy y Barroso anunciaron "un paquete ambicioso que garantice al resto del mundo la determinación de la UE para proteger la estabilidad financiera de la zona del euro".
El plan incluye pedir a los bancos que asuman pérdidas de alrededor del 50% en la deuda griega que posee en sus balances, imponer a las grandes instituciones financieras que se recapitalicen por un importe de 100.000 millones y reforzar el fondo de rescate con el objetivo de contener cualquier eventual contagio de la crisis soberana a Italia y España, dos de las grandes economías del área.
También se ha avanzado, dijo Merkel, sobre "cómo organizar la coordinación" del Eurogrupo en cuestiones financieras y avanzó, al igual que Barroso y Van Rompuy, que el debate sobre eventuales cambios en los tratados "no es tabú". "Necesitamos más Europa y una aplicación más fuerte de las políticas europeas", añadió. Van Rompuy corroboró que los líderes europeos están dispuestos a explorar las posibilidades de cambios limitados en los Tratados europeos, un debate que retomarán en diciembre.
Barroso reclamó que todos los Estados de la UE colaboren para reforzar el gobierno económico dentro de la zona euro, porque es "importante para la estabilidad y la credibilidad".
En el documento de conclusiones, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE mantienen que la mayoría de Estados deben seguir aplicando políticas de consolidación fiscal y reducción de la deuda, aunque sin suprimir medidas que reactiven el crecimiento a corto plazo para evitar la recesión.
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Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete se reunirán también el miércoles de forma extraordinaria, justo antes de la cumbre de la Eurozona en la que está previsto aprobar el plan global para combatir la crisis de deuda. El encuentro del Consejo Europeo, que no estaba previsto, fue convocado ayer por Van Rompuy a petición sobre todo del primer ministro británico, David Cameron, que no quería quedar excluido de la toma de decisiones sobre la crisis. Esto originó un enfrentamiento con el presidente francés, quien rechazaba interferencias de los países que no usan el euro.
El jefe del Ejecutivo comunitario también explicó ayer a los líderes europeos que la UE ha perdido dos billones de euros en crecimiento entre 2007 y 2010 debido a la crisis, una cifra que equivale al producto interior bruto de Francia o al 11% de la deuda acumulada de Europa. Barroso alertó además a los jefes de Estado y de Gobierno de la pérdida de competitividad de la economía europea debido al aumento de costes salariales, especialmente en países como España, Portugal, Grecia o Irlanda, frente a la contención en Alemania, según informó el Gobierno comunitario. Pese a este panorama negativo, Barroso defendió que la UE puede volver a crecer si pone en marcha las reformas estructurales recomendadas a cada país.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, aseguró ayer que gracias a los "esfuerzos" del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y a la "responsabilidad" del líder del PP, Mariano Rajoy, España "ya no está en primera línea" de la crisis de deuda y "de los países con problemas". El Gobierno español expresó su satisfacción con ese reconocimiento pero aseguró que no fue precisamente colaboración lo que encontró en Rajoy, de la misma tendencia conservadora que Sarkozy, porque el PP no apoyó en el parlamento el plan de ajuste español de mayo de 2010.
Sarkozy hizo esta declaración durante una comparecencia conjunta con la canciller alemana, Angela Merkel, que la víspera había dicho que España, aunque había hecho grandes esfuerzos, aún tendría que hacer "probablemente" más ajustes y reformas, a la vez que emplazaba a Italia a una actuación más contundente. Ayer, Sarkozy excluyó a España de la primera línea de riesgo y la presión de la Eurozona se centró de forma intensa e Italia.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, pidieron ayer al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que acelere las reformas económicas en su país para evitar un agravamiento de la crisis.
Pero no menos contundente fue el presidente del Consejo de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, quien reclamó al líder italiano compromisos claros, garantías y un calendario para el saneamiento de sus cuentas públicas.
Italia preocupa a la UE y Merkel y Sarkozy, al igual que Van Rompuy, se vieron en privado con Berlusconi antes del comienzo de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión, según han confirmado fuentes diplomáticas.
FUENTE: LA OPINIÓN A CORUÑA
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