Los países de la eurozona no lograron ayer su propósito de acelerar el refuerzo del fondo de rescate hasta alcanzar el billón de euros, con el objetivo de frenar el contagio de la crisis griega a España y sobre todo a Italia. Las mayores dificultades son, por un lado, técnicas y por otro, más preocupante, la resistencia de los países emergentes a contribuir a los rescates de la UE. China y Brasil han puesto condiciones para prestar ayuda, entre ellas que se les dé un mayor protagonismo en el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El Eurogrupo tampoco tiene previsto desbloquear de momento la ayuda urgente de 8.000 millones para Grecia correspondiente al sexto tramo del primer rescate, pese a la formación de un Gobierno de unidad nacional. Esperará más garantías de que Atenas cumpla los ajustes prometidos. Mientras, en Grecia continuaban ayer las negociaciones para formar gobierno. Al expresidente del Banco Central Europeo que el domingo sonaba como potencial presidente se sumaba ayer en las quinielas el Defensor del Pueblo, Nikiforos Diamandouros.

Los ministros de Finanzas de la UE aprobarán hoy los indicadores que medirán los desequilibrios macroeconómicos, como un paro excesivo o precios de vivienda no sostenibles, por los que se podrían imponer multas de hasta el 0,1 % del PIB a los países con fuertes desajustes si no los corrigen. La medida supondría una multa para España de unos 1.000 millones de euros por su excesiva tasa de paro.

La agencia estadística europea Eurostat elevó, además, la tasa de paro en España al 22,6% el pasado mes de septiembre, frente al 21.52% -casi 5 millones de parados- que indica la Encuesta de Población Activa (EPA). La UE aprobó este tipo de multas en octubre, en el marco de la reforma de la gobernanza económica que prevé sanciones por déficit (3%) y deuda (60%) excesivos y una multa anual equivalente del 0,1% del PIB para desequilibrios macroeconómicos graves en el caso de los países de la eurozona