ir de compras a la calle parece perder adeptos frente a los centros comerciales. Las proliferación de grandes superficies y la crisis dejan sentir sus efectos en el pequeño comercio. Sucede en la calle Barcelona y alrededores, en A Coruña, hasta hace no muchos años una zona de próspera actividad. José Manuel Castro, vicepresidente de la asociación de comerciantes, se queja de la competencia de los grandes centros. «Están a las afueras, lo que provoca que menos gente entre a la ciudad y se pierdan clientes», dice. Francisco, al frente de una zapatería desde hace más de 20 años, explica que «evidentemente, la crisis afecta, ha bajado entre un 20 y un 30 % el poder adquisitivo de la gente. La oferta ha aumentado, especialmente en A Coruña, donde en tres años se han abierto tres centros comerciales coincidiendo con un momento de bajo consumo». Y añade: «Antes el cliente compraba porque le gustaba y ya está. Ahora la gente se lo piensa antes de comprar».
«La gente no viene a la calle a comprar como hace años, viene a pasear», apunta Alfred, quien desde su tienda de fotografía cree que «la influencia de los centros comerciales es negativa, pero la culpable es la crisis»
«Un montón de locales cerraron y otros bajos tuvieron tres o cuatro negocios distintos en pocos años», afirma Maica, dependienta de una tienda de golosinas que lleva desde el 91 viviendo en la zona. Maica lamenta que cada vez quedan menos tiendas «de toda la vida donde comprabas el pan y todo lo que necesitabas». Susana, en la frutería en la que trabaja, concluye: «Tampoco nos ayuda que nos machaquen a impuestos».
Fuente: La voz de Galicia.
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