La recuperación está lejos de haber llegado a Galicia. Tres años después del inicio oficial de la crisis, la producción de la industria en la comunidad sigue en caída libre. Disminuyó en julio un 16%, el triple que la tasa nacional y acumula once meses de descensos, una realidad estadística confirmada esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE) que los sindicatos atribuyen a la "dejadez" de la Xunta y a la falta de una política activa por parte de la Consellería de Economía e Industria que impulse este sector y evite que las principales actividades productivas de la comunidad entren en quiebra.
Los empresarios consideran que los malos resultados de la industria tienen más que ver con la caída de la energía (-32,7 en julio), por su mayor repercusión en el Índice de Producción Industrial (IPI) y su peso en Galicia, y con los problemas que sufren sectores de vital importancia para la comunidad, como son el naval, el textil y la automoción. Dificultades, que a su vez repercuten en la caída de la demanda energética y por lo tanto, impiden que la producción se recupere.
Al margen de la caída de energía y la falta de demanda -factores que los sindicatos tienen en cuenta en su análisis-, las centrales sindicales consideran que la "poca implicación de la Xunta" para resolver los problemas del sector lastra la producción y arrastra a todas las industrias auxiliares.
"Las crisis del naval, textil y del automóvil dejan patente que existe una dejadez total de la Xunta, que abandona a sectores primordiales para nuestra economía, y demuestran que no existe una política clara que apueste por dichos sectores", declara el delegado de la CIG Xoán Xosé Bouzas, que acusa a la Consellería que dirige Javier Guerra de ofrecer "ayudas a empresas como Citroën y no preocuparse por los problemas de las industrias auxiliares". En su opinión, esta política sólo consigue que la "poca industria que queda en Galicia sea cada vez más escasa y menos competitiva".
Nicolás Pato, secretario general de la Federación de Industria de CCOO-Galicia, también cree que en Galicia no hay "una política industrial definida" por parte del Ejecutivo gallego. "La Xunta va a salto de mata, según los problemas del momento y ayuda a varias empresas en determinadas ocasiones pero no tiene una estrategia definida", explica Pato, quien aclara que en estos momentos la Consellería está centrada en el tema del naval y en llevar a cabo varias acciones para solucionar el problema del tax lease -un instrumento financiero que permite la amortización acelerada, en tres años y medio, de los buques que se construyen en España y que ahora rechaza Bruselas-. El sindicalista reconoce que la Administración no es la culpable de la crisis de consumo, pero sí tiene facultades para "emprender medidas urgentes que incentiven la demanda y se pueda salir de esta crisis cuanto antes".
El secretario de UGT en la comarca de A Coruña, José Carrillo, echa "en falta" un diseño claro por parte de la Xunta para apoyar a los sectores más afectados, entre ellos el metal. "No hay una política industrial que impulse al sector; falta empuje para dinamizar proyectos, como en el caso del sector eólico. La falta de apoyo ha hecho daño a muchas empresas y afecta directamente al empleo. Un ejemplo claro es Emesa, que va por su cuarto ERE, y otras muchas compañías que destruyen empleo porque no hay una apuesta arriesgada para defender al sector", declara Carrillo. El responsable del Metal de UGT en A Coruña, Roberto Teixido, puntualiza que la industria "siempre contó poco para los políticos", a los que acusa de "hacer muchas declaraciones pero pocas acciones". Aunque la culpa de que el sector no tenga más peso en la comunidad, en su opinión, es de la "burguesía gallega", que nunca tuvo "cultura industrial", salvo en contadas excepciones.
El presidente de la Cámara de Comercio de A Coruña, Marcelo Castro-Rial Schuler se muestra optimista pese a los malos datos ofrecidos por el Instituto Galego de Estatística (IGE) y destaca que las exportaciones han vuelto a crecer, lo que favorecerá a la producción industrial. La evolución de las empresas de A Coruña, dice, reflejan una mejoría en los últimos meses que invita a la esperanza. Según Castro-Rial, el descenso acusado del mes de julio, a falta de un estudio más detallado, puede deberse a a la estacionalidad y la caída de la producción energética.
La Asociación de Empresarios de Sabón discrepa de esta visión, según su gerente, Marta Marzoa, quien entiende que todos los sectores de la industria están en crisis y que la situación tardará tiempo en remontar, porque a Galicia, dice, "todo llega con retraso".
El Círculo de Empresarios de Galicia considera que la política de austeridad de la Xunta afecta a la caída de la producción por ser uno de los mayores clientes de las empresas gallegas, pero descarta que la capacidad industrial esté directamente relacionada con el Ejecutivo autonómico. "La Xunta, al final, no tiene peso en el índice de producción industrial, sí tiene capacidad para ayudar a las empresas pero no tiene un efecto directo sobre el consumo", asegura el presidente de la institución, Marcelino Otero. El empresario achaca el progresivo descenso del IPI a la caída de la producción energética, por su peso en la economía gallega, y también a la crisis de consumo. "Menos el problema puntual del naval, los mayores descensos afectan al sector del automóvil y los productos manufacturados; todo bienes de consumo", señala.
José Manuel Alvariño, presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra, atribuye la bajada de la producción a los problemas que atraviesan tanto el naval como la automoción, que afectan a empresas líderes en la comunidad y "provocan caídas estacionales". Alvariño confía en que la solución al tax lease reactive el sector naval, que está "totalmente paralizado".