‘Supermamás’ a la gallega

Eva Monroy no lo sabía, pero su perfil profesional cumple todos los requisitos que caracterizan a las mompreneurs: es madre de una niña de 8 años, licenciada en Bellas Artes y máster en comercio electrónico, tiene experiencia como asalariada, ronda los 30 años y hace año y medio decidió emprender la aventura personal de crear una empresa propia que le permite trabajar desde casa y conciliar así su vida profesional con la familiar. Eva es, también, una de las jóvenes féminas que han permitido que, según la última estadística hecha pública por la Federación de Asociaciones Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA), Galicia lidere el porcentaje de mujeres autónomas de toda España con un 44% en una media nacional que se mueve en torno al 32%.
A Patricia García, presidenta de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Galicia, el dato no le sorprende en absoluto porque “a fin de cuentas, la gallega ha sido siempre una sociedad en la que el peso de la mujer ha sido tradicionalmente muy fuerte, así fuese dirigiendo la casa como atendiendo a la educación de los hijos”. De García, madre de tres hijos, bien puede decirse que fue una mompreneur adelantada porque cuando contaba solo con 24 años y el título de licenciada en Filología Inglesa, tras compatibilizar los últimos años de carrera con su primer trabajo como asalariada, decidió crear una empresa propia: “En mi caso los hijos vinieron después —concreta— pero es cierto que las gallegas somos muy proclives a emprender, por eso estoy segura de que el de las mompreneurs será un fenómeno que, aunque todavía está empezando a asomar la cabeza, no tardará mucho en alcanzar un gran peso”.
Aunque nacido en Estados Unidos, donde ya suman 7 millones, ha sido Francia el primer país de Europa en el que el fenómeno social de las mompreneurs ha experimentado su mayor eclosión. Calificadas de “malabaristas” de la conciliación de la vida doméstica y familiar, estas emprendedoras tienen entre 25 y 40 años de media, han cursado estudios superiores y la mayoría ocupaba puestos intermedios antes de lanzarse a la aventura en solitario. Item más, según un perfil realizado por la asociación Mompreneur France, suelen “cocinar” su proyecto profesional durante los nueve meses de embarazo, lo cual les lleva a una especie de curioso “doble periodo de incubación”.
Y es que, aunque no única, la razón que les mueve a optar por ser sus propias jefas suele ser la recién estrenada maternidad. Así lo confirma Eva Monroy, quien no tienen ningún rubor en confesar que “siendo mi propia jefa, me autodistribuyo los horarios y, además, no tengo que pedir permiso ni dar explicaciones a nadie. Eso sí, trabajar trabajo muchas más horas que una asalariada y, como cualquier empresaria que encima trabaja en casa, tampoco puedo permitirme el lujo de desconectar nunca”.

Cada vez más mujeres de Galicia crean sus propias empresas y esto ha llevado a la región a liderar el porcentaje de profesionales autónomas de España; para ello, compaginan el trabajo con sus hijos

Paloma Sobrino Butragueño, presidenta de la todavía muy reciente —fue fundada hace dos años— Asociación de Mujeres Profesionales Autónomas de Galicia (Ampaga), integrada en Feoga (Federación de Autónomos de Galicia), en la que ejerce de secretaria general, no solo es amplia conocedora de este auge de emprendedoras que atraviesa Galicia sino que lo vive día a día desde estos altos cargos de responsabilidad que desempeña: “En Galicia —refiere Sobrino Butragueño— la Xunta, desde hace más de veinte años, lleva haciendo políticas de apoyo al autoempleo femenino, como el coste cero en caso de bajas por maternidad o ayudas directas al autoempleo, individual o societario, participado mayoritariamente por mujeres”. Es el caso, por ejemplo, del programa Emega que “ha dado muy buenos resultados al punto de que ha colocado a nuestra comunidad autónoma como pionera de este tipo de políticas, que luego han copiado otras comunidades y también el gobierno del Estado”. Con todo, el factor más importante según Paloma Sobrino, y en ello viene a coincidir con Patricia García, es que “la visión que tenemos las mujeres acerca de la independencia y el espíritu emprendedor siempre ha estado muy arraigado  entre las mujeres de Galicia”.
Al respecto de las emergentes mompreneurs, Sobrino Butrageño coincide en señalar que, a día de hoy, tal vez sea un fenómeno minoritario en Galicia, “pero va a ser muy importante en el futuro y más con la crisis que estamos viviendo”. “En nuestra asociación —cuenta Paloma Sobrino— ya conocemos casos que responden precisamente a ese perfil; mujeres que han trabajado, que han dejado el trabajo para ser madres y luego, al reincorporarse al mundo laboral, eligen la opción de ser autónomas o, sin ser autónomas, optan por el teletrabajo, si es posible dentro de la misma empresa”. “El tema de la conciliación —opina la presidenta de Ampaga— aún no está ni mucho menos resuelto; se han dado pasos, pero insuficientes, así que esta opción entra dentro de las más posibles de llevar a la práctica porque, como le decía, ante la crisis tan terrible que vivimos, muchas mujeres elegirán esta fórmula que les permite por una parte tener unos ingresos, sean principales o complementarios, y por otra, poder atender al cuidado de sus hijos.”

“Es que algún día tendrán que reconocernos que las gallegas somos más echadas para adelante que los hombres, que somos más resolutivas y que solemos tener más control de lo que ocurre alrededor”. Quien así se explica es Nachy López Queiro, una licenciada en Ciencias Políticas y máster en gestión internacional de empresa que, hace tan solo unos meses, abrió una empresa que se mueve en el campo de las nuevas tecnologías, un campo muy habitual entre las mompreneurs. Nachy, que todavía no tiene hijos pero aguarda tenerlos muy pronto, hace, no obstante, especial hincapié en un aspecto básico relacionado con las bajas cifras de natalidad registradas en los últimos años en Galicia y que han causado toda una alarma demográfica:  “Resulta fundamental que las mujeres gallegas tengamos hijos, y no solo porque nosotras queramos, sino por el bien general”. Nachy, que por supuesto también tuvo experiencia como asalariada, es una voz lo suficientemente autorizada como para reconocer que “sería más fácil que yo tuviese un hijo ahora que cuando trabajaba por cuenta ajena, puesto que la conciliación sería, desde luego, muchísimo mas sencilla”.
Una de las conclusiones más llamativas del estudio estadístico realizado por ATA estriba en el hecho de que, en los últimos años, los negocios emprendidos por mujeres resisten el azote de la crisis económica mucho mejor que los emprendidos por hombres en un abrumador porcentaje de 8 a 3. Frente a quienes, como Patricia García, entienden que este dato no debiera rebasar los límites de lo meramente anecdótico, para la presidenta de Ampaga, Paloma Sobrino, por el contrario,  es de todo punto significativo: “Lo que significa —sostiene Paloma— es que las mujeres somos más reflexivas, quizás pensamos más las cosas o analizamos más el mercado o nos asesoramos más previamente”. “También hay que reconocer —prosigue Sobrino— que, en una parte de los casos, el componente de necesidad en el inicio de una actividad a lo mejor no es tan acusado. Quiero decir que no es lo mismo cuando uno se lanza a una actividad porque no encuentra otro trabajo, que cuando uno tiene las necesidades básicas cubiertas e inicia una actividad por razones más vocacionales porque justamente busca esa independencia que de otra forma no tendría”.

Galicia lidera en porcentaje el número de profesionales autónomas de España y es punta de lanza en el surgimiento de las ‘mompreneurs’

“Un factor clave es que nuestra capacidad de sacrificio es mayor que la de los hombres. Nos planteamos nuestros negocios como si fuesen nuestros bebés, somos mamás que luchan por su hijo, y que lo que nos motiva no es solo la economía, sino una cuestión de satisfacción personal”, dice López.

Rosina Landó puede pasarse horas explicándonos en qué consiste su profesión: “Se trata de responder —dice ella— a la pregunta de qué me pongo a personas que no tienen tiempo o no les gusta ir de compras”. Es una de las nuevas profesiones de la sociedad del siglo XXI y, contra lo que pudiera parecer, “en Galicia somos ya bastantes personas las que nos dedicamos a esto”. Lo de “nueva profesión” encaja perfectamente en el perfil de las mompreneurs porque, además, Rosina se cansó de la profesión para la que había estudiado la carrera, y lo hizo en 2006 “cuando tuve a mi hijo y las cosas cambiaron”. Además de eso, Landó siguió los designios de lo que era ya su verdadera vocación porque, en realidad, “antes de dedicarme profesionalmente a esto yo ya asesoraba a familiares y amigos en esto de vestirse bien, que no es otra cosa que poner lo que mejor le venga y en el marco adecuado”. Feliz por su independencia “aunque en esto tengo que hacer de jefa, de secretaria y de todo al mismo tiempo”, Rosina Landó tuvo muy clara la opción que le quedaba si echaba un vistazo a lo que ocurría a su alrededor: “Aquí o emigras o te creas tu propio empleo. Yo elegí crear mi propio empleo y no me arrepiento en absoluto”.
Tampoco se arrepiente Nachy que, como hemos dicho anteriormente, por estudios “iba para política” e intuye que lo de las mompreneurs es un fenómeno que “estoy segura de que irá a más en Galicia, porque si por algo nos caracterizamos las gallegas es porque, una vez que conseguimos dejar que esté oculto, resulta que descubrimos que tenemos mucho más valor e iniciativa que la mayoría de los hombres”.
“Eduard Punset explicaría muy bien este asunto —interviene Eva Monroy— con una de sus frases y es la de que la mujer tiene una actitud para supervivencia mucho más fuerte que el hombre”.
El caso es que el siglo XXI ha comenzado y ellas, estas “autónomas con compromiso” tienen mucho que decir y que demostrar: en Francia incluso se han creado redes dirigidas a estas novísimas gestoras y hasta se ha desarrollado una nueva modalidad de hostelería: el mamicafé. ¿Para cuando en Galicia? Quizás no falte tanto.

FUENTE LA OPINION A CORUÑA