En la última encuesta, solo un 21 % opina que las circunstancias económicas pueden llevar a incumplir los deberes fiscales «porque a veces es necesario trampear para salir adelante».
La crisis despierta una adormecida conciencia cívica, seguramente por el aumento de la necesidad de hacer uso de las prestaciones y servicios públicos. En el 2010, el 37 % de los ciudadanos encuestados por el Instituto de Estudios Fiscales en su barómetro anual justificaba el fraude tributario cuando, en la misma consulta, ese porcentaje se elevaba al 43 % -cinco puntos más- un año antes.
En la última encuesta, solo un 21 % opina que las circunstancias económicas pueden llevar a incumplir los deberes fiscales «porque a veces es necesario trampear para salir adelante». En el 2007, el último año de bonanza, se elevaba a un 41 % la proporción de consultados que veían lógico que los contribuyentes engañaran al fisco si se veían movidos a hacerlo por causas económicas, un porcentaje que descendió al 34 % en el 2009, cuando la economía española se sumió en la recesión.
Falta de conciencia
Ahora triunfa la idea de que se defrauda sobre todo «por falta de honradez y conciencia cívica», una causa que citan el 47 % de los consultados. Puesto que la pregunta admite respuestas múltiples, también abunda la opinión de que «los actuales impuestos son excesivos» (32 %) y de que «no es eficaz la lucha contra el fraude» (30 %). Si se echa la vista atrás, un 66 % de los encuestados opinan que el fraude fiscal ha aumentado en los diez últimos años, casi tres de cada cuatro ciudadanos que contestan.
Fuente: La voz de Galicia.
|