Miles de desempleados optan por capitalizar su subsidio para crear sus propias empresas
Como a muchos trabajadores de empresas relacionadas con el ladrillo, a Alberto y a otros cuatro compañeros el ERE no los pilló desprevenidos. La burbuja inmobiliaria acababa de explotar, y su compañía, que arrastraba problemas desde hacía tiempo, cambió la gestión tras fusionarse con otra gran firma del sector, pero no logró salir del hoyo.
Ellos llevaban varios meses dándole vueltas a la idea, porque se sabían buenos profesionales, con experiencia y conocimientos en lo suyo. Cuando la empresa planteó el expediente de regulación de empleo, tomaron una decisión que a muchos podría parecerles una temeridad. Se apuntaron voluntarios, y con el dinero que juntaron con la liquidación (veinte días de salario por año de antigüedad) y la capitalización del subsidio de desempleo, se montaron su propia empresa de materiales de construcción con otro compañero de una compañía de la competencia. «Hoy nos va mucho mejor de lo que pensábamos», asegura Alberto.
Con cinco millones de parados, la economía real dando tumbos de pelele en medio del vendaval financiero, y el Estado de bienestar desangrándose a chorros por la crisis de deuda, hay que tener arrestos para convertirse en empresario. Pero no son pocos los trabajadores por cuenta ajena que, como Alberto y sus compañeros, han decidido arriesgarlo todo para intentar que su futuro profesional solo dependa de ellos mismos. El año pasado, más de 10.000 gallegos en paro se acogieron al sistema de pago único del subsidio de desempleo, que permite cobrar de una vez todas las ayudas para establecerse como autónomo o, en colaboración con otros, montar una cooperativa o una sociedad laboral. Entre enero y julio de este año, cerca de 125.000 optaron en España por esa modalidad.
«Hoy el problema no es que las empresas vayan mal por mala gestión, sino por el frenazo en el consumo. No se vende, no hay movimiento, no hay mercado», reconoce Leticia Jorge, gerente de la Agrupación Empresarial de Sociedades Laborais de Galicia (Aesgal), que se creó hace apenas dos años.
Leticia explica que las empresas laborales son sociedades mercantiles convencionales, ya sean anónimas o limitadas, en las que los socios son a la vez empleados y propietarios del capital. En España, empezaron a desarrollarse a partir de los setenta alrededor de los trabajadores que se quedaron en paro con la reconversión minera y siderúrgica. Según la Xunta, en Galicia hay registradas más de 1.800 empresas de este tipo, y aunque con la crisis ha habido cierto repunte, Leticia Jorge reconoce que no se trata, ni mucho menos, del bum de hace años: «La gente está ahora mucho más asustada que en los años setenta», argumenta.
Torsolcal empezó con cuatro socios y hoy ya tiene 22 trabajadores propietarios de la empresa
10.386
En Galicia
La mayoría (10.066) se convirtieron en autónomos.
153.868
En España
En los seis primeros meses del 2011 ya son 124.756.
4.510 ?
Importe medio
Galicia está por debajo de la media con 4.155 euros.
FUENTE: LA VOZ DE GALICIA
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