Gracias a la nueva legislación de la Unión Europea los trabajadores autónomos y sus cónyuges gozarán de una mayor protección social incluido, por primera vez, el derecho al permiso de maternidad. La Directiva relativa a los trabajadores autónomos y sus cónyuges colaboradores (Directiva 2010/141/UE) mejora los derechos a la protección social de millones de mujeres en el mercado laboral, reforzando así la capacidad empresarial femenina. Actualmente sólo uno de cada tres empresarios es mujer.
Esta nueva normativa fue aprobada por el Parlamento Europeo el 18 de mayo y refrendada por los Estados miembros de la UE el 7 de junio. Mejora considerablemente la protección de las mujeres que ejercen una actividad autónoma y la de sus cónyuges colaboradores o parejas de hecho, especialmente en caso de maternidad. Se les ofrece una prestación por maternidad y un permiso de al menos 14 semanas, si así lo desean. Es la primera vez que se conceden prestaciones por maternidad a los trabajadores autónomos en toda la UE.
Las nuevas normas sirven también para promover la actividad empresarial en general y entre las mujeres en particular. Actualmente existen grandes diferencias de género en este ámbito, sólo el 30 % de los empresarios europeos son mujeres.
La disposición relativa a la protección social para los cónyuges colaboradores y las parejas de hecho supone también una mejora considerable puesto que tendrán el mismo derecho a la cobertura de la seguridad social (como las pensiones, por ejemplo) que los trabajadores por cuenta propia, siempre que el Estado miembro ofrezca dicha protección a los trabajadores autónomos, lo que ayudará a establecer una red de seguridad social más fuerte y a impedir que las mujeres caigan en la pobreza.
Los Estados miembros de la UE deberán incorporar la Directiva a sus legislaciones nacionales en el plazo de dos años.
El trabajo por cuenta propia es una forma de empleo importante en Europa, y representa alrededor del 16 % de la población activa. Alrededor del 11 % de los trabajadores autónomos europeos dependen de la ayuda de sus cónyuges o parejas que trabajan, de manera informal, en pequeños negocios familiares, como sucede en las explotaciones agrarias o en las consultas de los médicos locales. Tradicionalmente, estos cónyuges colaboradores siempre han dependido totalmente de sus parejas trabajadoras por cuenta propia, por lo que se enfrentan a un riesgo elevado de pobreza en caso de divorcio, muerte de su pareja o quiebra.
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